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¿QUIÉN SOY?

Soy una chica aventurera y muy atrevida a la que le encanta contar historias. Muchas de ellas son experiencias personales que he vivido y te invito a que descubras cuáles son...

Mi profesor de educación física de la universidad era un chico guapo y muy apuesto de 29 años, yo tenía por aquel entonces 19 y era el primer año que nos daba clases. Fantaseaba con tener sexo con mi maestro a diario y cuando me masturbaba siempre pensaba en él.

Acabé la carrera y aquel hombre desapareció de mi vida, finalmente me casé con mi novio y aunque no tengo hijos vivimos juntos y mantenemos una relación simplemente cordial, pero ambos sabemos que lo nuestro tiene fecha de caducidad...

 

Pues tendría sobre 30 años cuando un día esperaba el autobús en la parada y alguien me dio unos golpecitos en el hombre, me giré y allí estaba él, mi profe de gimnasia, pese a que ya era un cuarentón se conservaba perfectamente y su cuerpo seguía estando fuerte y definido como cuando dábamos clases, además de que su sonrisa seguía siendo igual de cautivadora. El flechazo surgió al instante y es que él sabía que yo ya no era aquellas jovencitas ingenuas de apenas 20 años, supongo que en su momento le gusté pero no quiso mezclar el trabajo con el amor.

 

No estuvimos hablando ni media hora y estábamos de camino a su casa para echar un polvo, ambos nos comíamos a besos en el autobús de camino y aunque normalmente me hubiera dado mucha vergüenza la situación, la verdad es que estaba deseando bajarle la bragueta y meterme su polla en la boca. Como me alegraba saber que ya era una de esas mujeres maduras con experiencia en el sexo.

 

Entramos en su casa y nos fuimos desnudando de camino a la habitación mientras subíamos las escaleras, estaba en el piso de arriba, el corrió un poco las cortinas y me tumbó violentamente sobre la cama, en un instante estábamos follando en todas y cada una de las posturas; las piernas sobre sus hombros, yo cabalgando su verga, luego sentada en una mesa... Entonces él me puso a 4 patas en el suelo y entró por detrás con una dureza increíble, empujó su pene hacia mi y sentí hasta el último centímetro dentro de mi coño.

 

Le dije que me tirase del pelo, que me azotara, que me escupiera en la cara si quería, yo era su zorra y le daba pleno derecho a hacer conmigo lo que le diera la gana. Con carta blanca, me dio una fuerte palmada en el culo que me hizo mucho daño, pero a la vez me encantó y continuó azotándome. A cada palmada mi coño expulsaba flujo, lo que quería decir que me estaba corriendo gracias al dolor que sentía con esas palmadas y fue entonces cuando comprendí que era más guarra de lo que pensaba. Yo pensaba que mis masturbaciones eran increíbles y que jamás tendría un orgasmo así, pero estaba totalmente equivocada...

 

Él no paraba de decirme que era su perra, que era una cerda y que me daría mi merecido todos los días, es más, me folló sin condón y me dijo que se correría dentro de mi aunque yo no estuviera tomando la píldora anticonceptiva, cosa que me ponía más y más cachonda; pensar que en la primera cita con ese hombre podía quedarme embarazada era tan sucio y tan injusto con mi marido que me calentaba hasta límites insospechados. Y lo hizo, eyaculó dentro de mi sin avisar y mientras lo hacía ambos gritábamos como si hubiésemos visto un fantasma, ¡¡¡que explosión de placer!!!. Por momentos pensaba que estaba viviendo una película porno y que era como las asiaticas tan sumisas que aparecen en ellas, pero no, era tan real como la vida misma

 

Una vez más calmados recapacitamos sobre la situación y coincidimos en que nos habíamos dejado llevar demasiado por la pasión, sin embargo, esto solo fue el comienzo de una larga "amistad sexual" que aún después de más de dos años sigo manteniendo y espero que dure mucho tiempo.  En el próximo relato os hablaré de las orgías en las que he participado con él, tardes de sexo en grupo que no imaginaríais ni en vuestras mejores fantasías...

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